Cuarto libro de la Hermandad de la Daga Negra de la autora J.R Ward
Sinopsis:
V estaba a medio camino por el pasillo cuando escuchó un grito. Regresó corriendo, metiéndose precipitadamente por la puerta.
Sinopsis:
Butch O’Neal es un luchador por naturaleza. Este ex agente del departamento de homicidios, cuya vida no ha sido un camino de rosas, es el único humano al que se permite entrar en el círculo de la Hermandad de la Daga Negra. E incluso, está ansioso por adentrarse mucho más en el mundo de los vampiros —para tomar parte en la guerra que se libra contra los Lessers. No tiene nada que perder. Su corazón pertenece a una mujer vampiro, una aristocrática beldad que está muy por encima de sus posibilidades. De modo que, si no puede tenerla a ella, al menos puede luchar mano a manos con los Hermanos…
Pero ahora el destino le ha maldecido, concediéndole aquello que tanto desea. Cuando Butch se sacrifica para salvar a un vampiro de los asesinos, cae presa de las fuerzas oscuras en la guerra. En un principio, le dan por muerto, pero después lo encuentran como si de un milagro se tratase. La Hermandad llama a Marissa para que le ayude a recuperarse, aunque puede que ni siquiera su amor sea suficiente para salvarle…
Conocemos a Marissa ya en el primer libro y desde el momento en el que se conocen ella y Butch podemos ver claramente como esta pareja en un futuro iba a acabar junta.
Tengo que reconocer que su personaje me gusto en aquel primer libro y quizás por eso mis expectativas por ella eran bastante altas, pero tras conocerla en este libro, me ha parecido más bien un personaje sosillo.
Lo que más me ha gustado sin duda de este libro son las interacciones entre Butch y Vishous, ya que tiene una relación bastante interesante, y sin duda ese final en el que Butch pasa a ser un hermano más.
Las mejores frases:
—Cuando las hembras te atan, ¿te pintan las uñas de los pies y ese tipo de mierda? ¿O sólo te maquillan? —Mientras V soltaba una estrepitosa risa, el poli dijo—: Espera… te hacen cosquillas en las curvas con una pluma, ¿verdad?
(Butch y Vishous)
V estaba a medio camino por el pasillo cuando escuchó un grito. Regresó corriendo, metiéndose precipitadamente por la puerta.
—¿Qué? Qué…
—¡Me estoy quedando calvo!
V apartó la cortina de baño y frunció el ceño.
—¿De qué estás hablando? Todavía tienes tu cabello…
—¡No en mi cabeza! ¡Mi cuerpo, idiota! ¡Me estoy quedando calvo!
Vishous bajó la vista. El torso y piernas de Butch estaban dejando caer un tropel de oscuro vello marrón que se arremolinaba en el desagüe.
V comenzó a reír.
—Míralo de esta forma. Al menos no tendrás que preocuparte por afeitarte la espalda cuando envejezcas, ¿verdad? Nada de depilaciones para ti.
No se sorprendió cuando una barra de jabón vino volando en su dirección.
(Butch y Vishous)
—Pero siempre serás Butch para nosotros —interrumpió Rhage—. Como también cara de culo. Culo roto. Real dolor en el culo. Ya sabes, cualquier cosa que la situación requiera. Creo que mientras haya un culo en él, será adecuado.
—¿Qué tal ridículo?— sugirió Z.
—Bonito. Lo consideraré.
(Z y Rhage)
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